El amor no entiende Guarismos…..¿O si?


Serían calculo las cinco de la tarde, yo estaba recostado en el sofá, acurrucado bajo la manta de cuadros que tantas tardes me acompaña, el silencio en mis oídos, y mis ojos, entrecerrándose poco a poco, para disfrutar de una buena tarde. Inesperadamente, sonó el teléfono y me despertó de mi suave trance, levanté la tapa, para poder saber quién me sacaba del mundo onírico, pude observar las cuatro letras mal contadas de su nombre impreso en esa pantalla, nunca el color rubio del teléfono que tengo por imagen en las llamadas fue tan valioso como en ese momento…..

La verdad es que creo que incluso tuve una dosis leve de adrenalina porque mi despertar fue increíblemente rápido, dulce y maravilloso. Y al descolgar, los nervios, el vacío, el temor:

-¿Qué le digo? Buff!.

Mi respiración se entrecorta, las palabras me salen a empujones y mis pulmones incapaces de coger más que una leve respiración, que se hace más rápida, mas sólida, más palpable

Otra vez, iba a ser incapaz de decir poco más que “¿Hola, qué tal? ¿Bien? ¿Yo también?”. Pero algo salió de dentro de mi, esa vez tomé la iniciativa por primera vez en mi vida, creo que daba el primer paso, inaudito para mi. Aún así los nervios eran patentes, y denotaban que mis intenciones iban más allá de la mera cita casual. Lo cual pensé que sería razón más que suficiente para que pospusiera una cita conmigo, pero no.

La melodía de su voz, aceptó encantada, razón que me hizo sentir aún más nervios en mi interior, por la posibilidad de que pudiera actuar, de que mis pretensiones fueran satisfechas, de que mi corazón respirara en paz, una vez conseguido el anhelo físico….Apenas atiné a quedar con ella para cenar tranquilamente (pero lo hice).

Creo que nunca una conversación tan breve, se me hizo tan larga, costosa y placentera a la vez…..

Obviamente, los nervios afloraban en mi interior a cada minuto, apenas faltaban unas horas para la cita, y yo tenía que prepararme, tenía que ser capaz de superar este miedo, de disfrutar de la compañía de una mujer como ella, y que fuera el destino, el azar, o cualquier otro factor el que determinara los lances de la relación. Pero me era imposible, tanto tiempo, deseándolo, tanto deseo reprimido, aún me hacía más difícil templar mis nervios, y eso que ahora estaba sólo.

Así pasaron las horas, entre pensamientos impuros y miedos, cada vez más consciente de que si había una posibilidad, hoy tenía nombre. ¿Sería capaz de llamarla? O fraguaría otra de tantas ocasiones deshechas en un “-¿Y si?”.

No, no, no. Eso no lo podía pensar, ese sentimiento, no debe formar parte de mi vocabulario, ni de mi personalidad, al menos esta noche, por una vez no.
Simplemente relajarme y disfrutar, algo que se me antoja cada vez más y más complicado……
Ni si quiera soy consciente del tiempo, miro el reloj, y ya era la hora de marchar, de coger las llaves del coche y dirigirme allí dónde el pecado me había invitado a cenar, y en mi lugar, acudían a la cita el deseo y la pasión.

No entraré en banales detalles de una cena, repleta de miradas, de pequeños jugueteos, de risas flojas, de nervios y de flirteo. Llegó la hora y pagamos la cuenta, y mis nervios seguían ahí, y el miedo vino invitado, mi corazón palpitaba fuerte por echarle, era un tambor lo que resonaba en mi caja de música, y provocaba la atención de todo el auditorio de mi cuerpo.

Y al salir del local ella me abrazó, pasó su mano tras mi espalda, y sus labios se volvieron del color de la picardía y me sonrío, lo que me hizo corresponderla, con una suave caricia, en el rubor de sus mejillas y mi palma abrazando las contoneantes caderas, que hasta ahora se me habían antojado tan inalcanzables como hermosas.

Pero esta vez, podría asegurar que alcanzar la luna con mis dedos, no la habrían puesto tan cerca como esta noche, donde mis pupilas se cruzaron con su mirada, y en ella veía la belleza selenita iluminando sus ojos, y como su sonrisa le devolvía a ella la belleza, y por partida doble.
Mientras yo estaba allí en medio, simplemente disfrutando del paso de los minutos. Disfrutando del momento, de algo que tantas veces imaginé…..¿quién me lo iba a decir?, finalmente todo llega,tarde o temprano, todo llega….

Y al amparo de la luna, cómo única compañera de la noche, en una ciudad tan abarrotada, sus húmedos labios, se posaron sobre los míos, y su lengua trepidante por la cavidad de la mía, tan deliciosa como suave, placentera, excitante, la presión ya había comenzado a hacer mella en mis pantalones ¿Tan pronto?, parece increíble pero así era, que poco le ha hecho falta para que me excite de esa manera, me encanta! Madre mía……..no me extraña que los nervios me achacaran tan pronto, la sapiencia de mi cuerpo, ya debía de saber lo que le esperaba…buff.

El después fue increíble, tras unos minutos y sin mediar palabra me tendió la manó, me tranquilizó mis nervios, y me engrilletó con las esposas del pecado carnal, yo solamente me dejé llevar, con su cuerpo por delante, tirando de mi con pasión hasta su coche, el viaje fue un cruce de miradas, de manos entrelazadas, palpando el deseo sobre nuestras carnes, los cruces de miradas que provocaban unos labios que se mordían, saboreando entre sus comisuras, la púrpura lascividad de los cuerpos sudorosos.

Su ascensor comenzó a ser cómplice de la pasión, y sus manos el conducto por el que fluye el ardor, que en vez de quitarme la ropa, la quemaba con su tacto, cada prenda pesaba más que la anterior, cada una desprendía más calor en los poros de mi piel. Mis brazos entornaban la figura de sus caderas y la apretaba contra mí, mientras sentía el calor que desprendía su cuerpo, su ahora también entrecortada respiración, sus ganas reprimidas, tal vez muchas expectativas creadas a partir de una figura imaginada, pero que disfrutábamos sin ser conscientes de nada más que de ese maravilloso momento.

Me tumbó en la cama, y sus piernas se abrieron para rodear mi cintura, jugar conmigo, sentir el calor, la palpitación, caminar con mis manos sobre su suave piel, notar como se le enervaban los poros y como el contraste entre el frío tacto de mis manos con el calor que desprendía su cuerpo, le hizo dar un pequeño gemido de sorpresa, y ese paseo por los lindes de su piel, era el mejor que yo podía hacer.

Notaba como crecía la impaciencia en su mirada, cuando mis manos se acercaban suavemente, bordeando sus senos, descendiendo por su firme estómago, agarrando sus piernas, suavemente, sintiendo cada parte de la belleza de esta mujer, recordando y grabando con el cincel de mis yemas en la perfecta escultura Helénica que tenía encima, tallando cada pliegue.
Las comisuras de sus labios, saboreando con mi lengua su piel, despacio muy despacio, mientras mi mano había llegado ya al borde del precipicio que simulaba su monte de Venus, tan suave, tan cálido, la entrada al placer en un pequeño trozo de piel, que yo me sentí obligado a estimular, a dejar que mis dedos tocaran una sinfonía entre sus manos, mientras palpitaba con el paso de los escasos minutos, mientras el mercurio ascendía poco a poco.

Los nervios ya se habían fundido, convirtiéndose su aliento en gemidos carnales, mientras el cruce de miradas perversas, se había transformado en unas miradas entrecerradas, en unos ojos perdidos entre dos, mientras ella, saboreaba con su lengua sobre sus labios, las notas que mis dedos estaban conociendo en su interior, pero necesitaba más, y noté la presión de su cuerpo encima mío otra vez, noté como las aureolas de sus pechos se hicieron fuertes, y dejaron inaudible detrás suyo, la algarabía que estaba montando su corazón.

Sus piernas se encontraban a mi alrededor otra vez, pero esta vez, se contoneaban sus caderas a un ritmo bamboleante, hipnotizante, cada movimiento era un estallido de placer, despacio, muy despacio, el tiempo apenas pasaba, sus brazos estaban a ambos lados de mi cabeza, haciéndome preso entre sus barrotes, pero de esta cárcel yo no quiero salir, recorrería esta milla verde mil y una veces si me dejara…..

Colmada de impaciencia me indicaba lo que deseaba en cada momento, creo que mi pasión se veía acrecentada enorme y exponencialmente con la suya, sólo tenía en mente, hacerla gozar esta noche, aprendiendo por qué nunca se debe aprender a conjugar el futuro, ver la emoción en su rostro, ver la felicidad del momento, la satisfacción, la paz física por un momento, ser capaz de sentir en mi piel, la gota de sudor que recorre cada vértebra de su espalda, enseñándole el camino del placer, y sabiendo que esto no era el final, si no un paréntesis hasta la próxima vez, a sabiendas que cada vez, sólo podía ser mejor.

Que 1 noche no bastaba, que 1 polvo no es suficiente, que sólo son 2 personas.
Que esto podría no ser más que fruto de 1 siesta a las 5 de la tarde, y en la que sólo había 1 sola cosa en mente: “– ¡hacer cumplir 1 sueño!

Con tantos números, ¿quién dijo que el amor no entiende guarismos?

P.D. Feliz San Valentín 🙂

2 comentarios sobre “El amor no entiende Guarismos…..¿O si?

  1. Temo repetirme, pero encuentro «fantástico» este relato, leer cada palabra, es como vivir la experiencia que cuentas, como siempre, genial.

    BRAVO Mirlowe.
    😉

  2. Me alegro que os gusten, porque a mi me encanta escribir, aunque ahora lo haré poquito, pero intentaré seguir exprimiendo aceite de mi esperanza verde oliva.

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