Mejunje irrisorio de contradiciones, del que deshoja la margarita, en una incertidumbre ilusoria, mientras yo, soy el cobarde, que no quiere dejar pasar el tiempo, hacia delante está el futuro, al que temo sin avistarle, al que repudio sin conocerle, pero hacia el que camino implacable, atraído por fuerza.
Un futuro que arranca sin piedad, sin ternura, las horas de mi reloj, los días del calendario, mientras dormito respirando el viciado aire del pasado, cargado de insuficiencias, de remordimientos y malentendidos. ¿La culpa? De quién no enamora.
Y yo veo la luz en tus labios que hicieron renacer los míos en cada beso que me dabas, necesito tu voz penetrante, en los recodos de mis latidos, y busco tus miradas, en cada esquina de mi corazón, observo bajo las sábanas y en las esquinas, al final templo el ánimo mirando al cielo por la ventana de los recuerdos, sabes que eres mi ángel, ¿por qué no podrías venir volando? Si a cada paso que das, sonríe hasta el mismo sol.
Mi mente ya no piensa, sólo siente, lucha junto a mi, contra el tiempo y el olvido. Necesito el vaivén de tus caricias, la cercanía en nuestra distancia, una fuente, un manantial, el torrente de amor perpetuo que manan del sonido de tus sentimientos, de un, cariño, aún te quiero, te extraño, y te echo de menos.