Como un niño con Zapatos nuevos


Tenía mis dudas, acerca de cómo empezar a escribir la verdad, lo primero porque no se me da muy bien (aunque me gustaría que se me diera mejor), y lo segundo, porque muchas veces me cuesta organizar todas las ideas descabelladas (o no) que se me pasan por la cabeza sobre la temática del primer artículo.

¿Por qué empiezo a escribir un blog?> ¡Porque me apetece!.

Pero aunque esto sea así, esto es un experimento de desahogo para mí, lanzando cuatro palabras mal unidas, para que quien quiera pueda leerlas, ya que en ocasiones al desquitarme con mis amig@s me quedo con la sensación de haberme liberado a medias. Así aquí puedo aportar mis ideas, mis vivencias, y por qué no, soñar con poder aportar algo que ayude a alguien con mi experiencia.

¿Por qué este título? –>

La verdad es que, estoy haciendo algo con mi vida, por primera vez le estoy pegando un giro de 180º, repasando mi escala de preferencias, no seré el único que lo ha hecho, y menos aún el único que lo ha pensado alguna vez, pero es complicado, a mi me ha llevado siete años de emancipación, andando a trompicones por la vida, con éxitos  y fracasos, laborales, amorosos y educacionales.

Pero he decidido cambiar las cosas, y ser yo el dueño de mi destino, o al menos su guía, y no parecer que lo hago.

– ¿Por dónde iba? ¡ah! si, el título, «Como un niño con zapatos nuevos«, representa algo más que mi estado de ánimo, es un dicho popular bastante conocido la verdad.

Pero en mi caso, yo le encuentro más significado, y que en parte es uno de los dos pilares en los que sustento mi viaje. Ya que uno de ellos, es que después de ocho años de fracaso en la carrera, empezar a trabajar, vivir solo, tener pareja, todo ello, me llevo a dejar de lado mi carrera universitaria, que era Derecho.

Fui dando tumbos de asignatura en asignatura, y me doy cuenta de mi error, porque en los últimos meses me dí cuenta, que si seguía insistiendo era por mi circulo de amistades/familiares, mi mejor amigo estudia Derecho (también ocho años pero el si termina), y no quería defraudar a mis padres, ninguno de los dos tuvo acceso a la Universidad en su día, no han podido estudiar y se que confiaban en mi para tener un hijo abogado (sigh).

Resumiendo, a mis tiernos dieciocho (quién los pillara), quise estudiar Psicología, pero la idea no caló bien y ni lo mente más, pero ahora que ya tengo mi futuro laboral asegurado, me he matriculado en la carrera por la UNED, apenas llevo un par de meses pero es apasionante lo que estoy estudiando, es precioso, y además me encanta, creo que estoy descubriendo una de mis pasiones, debería haberlo hecho hace mucho, pero en fin, «Ç’est la vie«.

Se me olvidaba la explicación del título (-perdón), es que me emociono escribiendo, cuando estaba en el Instituto, tenía una asignatura que se llamaba Psicología, y en ella me marcó enormemente estudiar el paso del hombre por el conocimiento, la capacidad de aprendizaje e imitación, pero ante todo la posibilidad de asombrarse, no de asustarse como el resto de los animales, si no la capacidad que tiene el ser humano, y que es más patente en los niños pequeños, de asombrarse ante las cosas y quedarse con la boca abierta.

Y esa capacidad no la deberíamos perder nunca, es maravilloso, no haber perdido ese toque de inocencia de ilusionarte con las cosas nuevas.

De visitar una ciudad nueva, y no poder dejar de observar, mirar, curiosear y aprender.

Una de mis ex, me dijo un día que «La inteligencia se mide por el nivel de curiosidad mostrado ante las cosas».

Por eso le brindo este nimio homenaje a tod@s los que nos sentimos muchas veces «Como un niño con zapatos nuevos»

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s