Tac…….tac……..tac…..
AY! Maldito segundero, cada noche que me desvelo te escucho a mi vera, mofándote de mi incapacidad para dormir, de mis pensamientos, de que un loco como yo, tenga tan poco valor. Si al menos amigo mío me dieras un empujón……..
– ¿Por qué no me ayudas?- amenacé al reloj puño en alto, mientras esperaba su contestación.
TAC!
En fin, me parece que este reloj no me va a aclarar nada, su única obligación es dar las horas para desesperarme y la almohada está con las mismas que ya hasta me recha – TAC- za……..
¿Pero te quieres callar de una vez?, esta latencia del tac…..¿cada vez es menor?……¿me dirá algo? O ¿seguirá mofándose de mí?.
– Vaya disyuntiva, primero el pensar, dejar límpidos de dudas mis pensamientos, y luego rebuscar en mi interior el valor para actuar (¿Me estaré complicando la vida?)
Habla ahora maldito reloj!, dime algo, no se qué hacer, ¡estoy desesperado! – Saboreando las amargas lágrimas de la desesperación, di vueltas en la almohada, esperando la respuesta ajena que nunca llegarí……..– TAC –.………LLEGÓ! , grité ilusionado.
Claro que sí, mil gracias, reloj, mañana mismo lo hago y no se hable más…….
Pero acto seguido volvió a sonar el reloj,y no era su tac lo que se oía, si no el zumbido gritón del despertador
Que raro…….si no me había dormido – y mirando al reloj extrañado, le dije: – ¿No me respondiste nada por la noche verdad?, al final, fue todo un sueño. Tuve que admitir.
Entonces ¿qué hago me lanzo o no me lanzo?….En fin, me voy, que ahora que no estoy soñando, dudo que digas algo.
No pasaron veinte minutos cuando ya marchaba a trabajar, cabizbajo y como me había acostumbrado a hacer, deshojando margaritas, buscando el valor en una de ellas.
– Comenzaremos otro día más….igual que el anterior- asumí tristemente mientras llamaba el ascensor.
Pero a la par que las puertas se cerraban conmigo dentro, creí haber oído algún ruido dentro de mi casa.
– ¿Haré caso? O ¿sería sólo un sueño?. Pensé mientras posaba en el suelo los pies tras bajar de ese limbo al que llamo hogar.
TAC!
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P.D. Para todos aquellos que como yo, han pasado etapas de no disfrutar del verdadero sueño reparador. Buenos y límpidos Días! (Y fríos y helados aquí en el norte).
El reloj, sus agujas en movimiento continuo,que desvelan y no dejan cerrar los ojos, cada tac se convierte en ansia.
Tu relato la trasmite perfectamente.
Aplausos!
🙂
Quince días de no dormir, bien del todo, dan para mucho jaja. Un saludo y muchas gracias, cuando he logrado transmitir lo que siento al escribirlo a alguien ya es todo un lujo 😉