El sonido urbano comienza a ser más que notable a medida que crece la mañana, ese sonido gris oscuro como el propio humo que mana de los camiones, se cuela por las rendijas de mi ventana y me despierta, tal vez no sea el sonido más agradable del mundo para despertarse, pero cumplen su cometido, para que engañarnos.
Las nueve de la mañana, no se a que hora me dormí ayer, pero no ha estado mal, nada mal -pienso mientras sonrío a mi reflejo en el espejo-
Realmente soy consciente de que no ha sido el mejor sueño, ni si quiera mucho más que otros días, pero si se algo, y es que ha sido más reparador, hacía tiempo que la almohada no se me hacía tan cómoda, hacía tiempo que mi cama entera no era sólo mía, y sinceramente, las echaba de menos a las dos.
Tantas noches mal tomadas, tantas noches, a la deriva de los sueños de los pensamientos, huyendo de lo común y adentrándome en los círculos de un infierno Dantesco. Navegando entre las llamaradas que afloraban puerta a puerta, sin saber muy bien por qué estaba allí, ni cómo salir.
Buscando algún motivo siempre……tan racional debería ser todo para mí que no era capaz a disipar la niebla en mi mente, – no puedo dejar de mirar otra vez al espejo y reírme de mi mismo, aunque esta vez es distinto a otros días, me río conmigo mismo-.
Que poquito caso hago a la vida la verdad, soy un afortunado, tengo lo que muchos querrían, y yo ¿anhelo lo que no puedo tener?, solamente me martirizo, y la verdad, para que mentir, me gusta más mi yo “básicamente feliz”, me alegro de haberme encontrado esta noche otra vez, pensé que realmente el faro se había apagado, y yo iba a naufragar cuál Robinson Crusoe en una isla. Me alegro de poder volver a sentirme dichoso y feliz por lo que tengo, y no triste o decaído, pensativo o meditabundo por lo que no tengo.
No seré el hombre del traje gris nunca más, ni una sombra negra en el espejo, ni el zumo ocre de la desolación exprimida en mi propio ser. No hay motivo, y no hay razón.
Hace rato que he empezado y borrado un pequeño lazo o broche que ponerle a este 2009, a este fin de ciclo, no sabía como lo iba a hacer, y que mejor que representar el primer día del nuevo año, durante el último día del curso presente, hay que ir practicando, que no merece la pena suspender esta asignatura que se llama vida. Y menos aún por no presentarse al examen y quedarse escondido bajo las sábanas. Cuando a pesar de que el cielo siempre esté cubierto, el sol sigue saliendo cada mañana.
Como un niño con zapatos nuevos 
La vida son ciclos. El miedo, la tristeza son emociones primarias con una función adaptativa claramente definida. Nos sirven para comunicarnos con los demás y poder llegar a entenderlos, a predecir sus comportamientos, a ser empáticos. Si comprendemos el porqué de las conductas de los otros…no nos sería más fácil dejar de ser tan estrictos con nosotros mismos, darnos un poco de tregua?. Al fin y al cabo, formamos parte del mismo barco. Estamos todos igual de asustados y perdidos, por mucho que nos empeñemos en ocultarlo, disfrazarlo, camuflarlo…con ira o indiferencia, por ejemplo. La indiferencia es de lo peor que se puede sentir en esta vida, según mi opinión. Prefiero sufrir que ser indiferente. Así me va, jajaja.
No creo que haya una fórmula mágica. Tan solo reconocer que, al igual que las cosas buenas pasan, lo malo también lo hará. Todo pasa pero me niego a pensar que nada queda. Queda el aliento de pensar que, aunque dura y puñetera, la vida sigue siendo bella. Que, para sentir, hay que sufrir. El dolor forma parte de la vida. Deberíamos nacer con la capacidad de hacer de él una experiencia constructiva y no destructiva. Me refiero al dolor del alma o como se quiera llamar.
Saludos.
Me alegro de que hayas podido descansar.