Soledad III Gracias a Leo
Otra vez me ha llegado el momento, y me han dado las horas, ataviado con este negro manto de desolación que yo mismo me he tejido a lo largo del devenir de acontecimientos.
De un tiempo a esta parte, sólo me he dejado llevar por la corriente, sin más acción que la redención de mi ser, y ahora, otra vez, como cada día, suena el despertador, mucho más tarde que mi mente, mente que hace rato ya languidecía en la vigila, incapaz de volver a ver a Morfeo.
Es con ese incesante ruido del despertador como dejo atrás el primer rastro de mi soledad, volviendo la vista para ver como las arrugas se forman tan solo en mi mitad de la cama.
Llego así a mi reflejo, al triste insomne del espejo que me acompaña cada día, y al que veo más viejo cada vez, con su barba de tres días, descuidada y descolorida, a juego con ese punto de vista triste y melancólico que no sabe ni a donde apartarse para no verse, y que al bajar sólo advierte una mueca triste y seria que le regalan sus labios esta mañana…….como cada mañana…..otra vez.
Veo como este reflejo intenta deshacer esa mueca y decirme algo, pero es inaudible para mis oídos, ese grito de esperanza, hace tiempo que está ahogado, es apenas un triste susurro que no es capaz ya de latir con el vigor de antaño.
No recuerda mi memoria, el momento preciso, en el que pasó, el motivo que me condenó a este agónico sentir, pero para el regodeo de mi frustración si que veo, mi sonrosada tez por mirarte, la humedad de mis labios por querer saborear los tuyos o mis ojos secos de tanto mirarte, de soñar con aquél tiempo en el que tus pupilas se me clavaban como estacas, y eran capaces de atravesarme para hacerme sentir con más fuerza, para descubrirme esos sentimientos que no viví, para dejar a mi corazón que tocara a su son, como nunca jamás lo había hecho.
Así pasa otro día más, cae la noche, y mientras la ciudad duerme. Yo saboreo tu fragancia y mientras recuerdo tu olor, veo este silencio, que es tu silencio y que hace que mis ojos se desborden, dejando colmar por esta barba de tres días, por esta tez descolorida, la amargura en forma de lágrimas, con mis labios amortiguando los sollozos de la noche, que en esta soledad se escuchan más que nunca, para que me deje caer en las arrugas de la mitad del colchón, porque quién sabe, si querrás esta otra media que sabes que es tuya Y así no me volveré a sentir solo y sin ti. Otra vez
Es increíble como se entrelazan las historias, no se si conoces Santiago Feliú, un cantante cubano, si logras escuchar su disco “VIDA” hay una canción que se llama “Batallas sobre mi”, el primer verso es….”Se le caen los dientes a mi barba”…
Escuchándola me sentí como describe mi poesía, y como has capturado tu en tu relato.
Gracias.
Otra cosa, la cualidad no falta, hay una facilidad de lenguaje que deja correr cada palabra como consecuencia natural una de la otra, no hay forzado, y esto es un síntoma de cualidad!!! 😉
Muchas gracias Leo, si que es increíble como cada poema o cada relato, transmite a cada uno algo distinto y personal :).
Escucharé a Santiago Feliú porque no lo conocía.