Llega San Valentín y su Roja pasión!

Necesitaba escribirte algo, después de lo todos los días, las conversaciones, los ánimos, los elogios, la comprensión, la ayuda, las risas, los momentos. ¿Un relato? Demasiado insípido para una dedicación ¿Un poema? Ninguno atraparía en unas pocas sílabas lo que quiero decir. ¿Entonces qué?…..y como no se me ocurrió nada, capaz de plasmar ni mi gratitud, ni tu persona, simplemente, unas líneas, un leve agradecimiento, unas simples palabras que esta vez, estarán vacías de todo, menos de ti.

Y así cogí un papel en blanco para comenzar a pintar ¿Y yo que pinto?, otra vez la duda, pues simplemente, cierro los ojos, abro las cuatro puertas de mi corazón, y dejo que sea mi alma la que hable……

Veo tardes, unas cuantas detrás nuestro ya, tardes azul oscuro, con el agua chapoteando en los tejados de los coches aparcados, lágrimas de un cielo que nos cubría pero del que nosotros nos escondíamos.
Otras tardes el sol se alzaba con vigor con su fulgurante mirar, y tú y yo estábamos siempre en nuestro pequeño jardín del edén, donde la frialdad de la ciudad, dejó de hacerse patente porque allí te conocí, porque allí comenzaron tardes de confesiones, de risas, de alegría y de tristeza, porque nunca hubo tanta luz en un andén, como el día que te vi salir de mi vagón de medianoche.

Has dado la vuelta a muchas cosas, gracias a ti, he liberado una carga que desde hace mucho, guardaba en mi celosa intimidad, has querido ser mi confesionario, y nunca la iglesia tuvo un pecador más grotescamente feliz.

Y esto no es todo, cuando abro de par en par la mente te veo. Veo una sonrisa que me mira con ternura, unos ojos que me hablan y me incitan a seguirlos. Bajo esa calidez, yo me siento arropado, sosegado, como si hubiera vuelto a casa, tras un larguísimo viaje, cómo si tu mano me hubiera llevado siempre por el camino de baldosas amarillas, porque por fin, me encuentro en paz, sin miedo a dejarme caer, porque puedo cerrar los ojos y disfrutar de tus brazos abrazándome.

Y ahora, simplemente, me encuentro sentado, con las piernas cruzadas mi folio delante y la caja con mis crayones al lado, en una habitación enorme. Giro mi cabeza alrededor para ver las paredes llenas de fotografías y de cuadros;

Mi infancia retratada, mis primeras consciencias con apenas tres años, dónde comienza mi memoria, y a partir de ahí, comenzó este cortometraje que lleva veintisiete inviernos en producción, donde ha habido segundas partes, que nunca han sido buenas, donde he vivido mudanzas de ilusiones entre cuerpos de mujer, entre nuevas ciudades y entre nuevas provincias.

¡Cuantas nuevas vidas he vivido!, por llegar a estar donde estoy, y ahora estoy a gusto, pero si te soy sincero, no me basta, quiero ser Feliz con mayúsculas.
Quiero llenar estas paredes con las nuevas fotografías, con los nuevos cuadros que quiero describir, donde te quiero describir.

Esta habitación mía, llena de esos recuerdos, llena de mis amigos, mis libros, mis juguetes de infante, mis malos tragos, mis “sólamente” tragos de adolescencia, mi primera vez, mi primer beso, mi primer poema, mi primer relato.

Pero sigo pensando ¿Dónde estas tú?, está habitación tan cargada de sentimientos, tan parda, tan barroca, tan amarga, tanta gente a mi alrededor y yo me encuentro sólo, sentado con las piernas cruzadas, mirándote a través de las paredes de mi imaginación, admirando tu eterna sonrisa, conformando con tu presencia el mejor cuadro que pudiera gobernar los años de cinta que me quedan….

Y por todo esto que no leerás, necesitaba escribirte, porque aún no te conozco, ni si quiera se aún quién eres, pero se que Te quiero y se que Me quieres, y eso de momento me
basta. Algún día te encontraré y vendrás con tu pincel a dibujar los créditos de esta película que llamo vida mía.

¿Pintamos?

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Post Script; Y a las 16 tengo un exámen, no tengo perdón de Dios , pero que bonito es el amor (aún cuando no se disfruta en primera persona 😛 ).