A veces cuando me siento a esperarte tras el cristal de mi ventana, puedo ver el reflejo de tu esencia detrás de mi, expectante, paciente, admirando nuestra imagen juntos.
Y seran largos minutos y cortas horas, las que pasen mientras observo la quietud de tu figura a mi lado, creyéndome que en ese mismo instante, será mi reflejo a medio millar de kilómetros, el que tú estés viendo en el mismo instante.
Y soñaré que será mi olor el que se palpe cuando se cuelen por la mañana los vapores del mar por tus ventanas.
Y querré que sea mi recuerdo el que haga latir tu corazón cuando cierres los ojos, porque aún no sea real el reflejo que imaginamos.