Esa mañana,
fuiste el rocío puro
que alegró mi amanecer,el rayo naranja del sol,
que atravesó mi ventana
Para posarse sobre mi tez,
para hacerme sentir el verdadero calor
para provocar en mis labios
una eterna sonrisa.
Así, feliz,
abrí los ojos
y te admiré a mi lado……
Esa mañana,
Tus cabellos revueltos,
tus bucles dorados
dejando su huella en mi almohada
tan sólo mi codo sobre el colchón
tan sólo la cabeza sobre mi palma,
hace que a través del mismo brazo
cabalgue rauda hacia a ti
la luminosidad de aquel día
en que se alumbró tu mirada…..
Esa mañana.
Tus ojos apretándose
luchaban contra la luz,
pero tu sonrisa te delató,
El fuego había incendiado tus mejillas.
Al abrir los ojos,
me clavaste tu pupilas,
Al hacerlo, me derretí.
Y de mis labios por saborearte,
sólo salía un “Te Quiero”
lleno de pasión y con forma
de mil y un besos
Esa mañana………
………………………...como cualquier mañana..
«Al abrir los ojos, me clavaste tu pupilas,
Al hacerlo, me derretí.
Y de mis labios por saborearte,
sólo salía un “Te Quiero”(…)».
Hay momentos en la vida en los que comprendemos que todos nuestros pasos nos han conducido hasta ahí, a esa cama, a esa mirada.
Por eso, cuando se desvanece, nos sentimos tan perdidos e incompletos, pensando que puede que nunca más vuelva «el rayo anaranjado del sol a iluminar nuestra ventana». Sin embargo…siempre nos quedará el recuerdo de «esa mañana».
Precioso, mirlowe.
«Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello, que me deslumbraba.
Aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores,
no hay que afligirse.
Porque la belleza siempre subsiste en el recuerdo….».
William Wordsworth.
Me alegro mucho que te haya gustado, realmente jimena, tienes y bueno tenéis las 3 personas que soléis comentar por aquí una sensibilidad enorme, y me alegro la verdad ;).
Pues con la venia
de quien lea esto
otra vez,
entienda los cambios
como
parte del proceso
que produce releer
el poema que no convence