Paseando por el Bulevar


Paseo incansable por mi bulevar de los sueños rotos, donde las imaginaciones se hacen realidad, donde las mentiras son medias verdades del revés, y la verdad se disfraza de media mentira, donde imagino noches hermosas, bajo la belleza perenne de tu mirar, donde tus dos pupilas como lunas, provocan la marejada en el torrente de mi corazón, nutrido con los pensamientos que le otorgan los sentimientos que provocan tu sola presencia, tu sola esencia, tu solo recuerdo.

Imaginarte quisiera cada noche en mi almohada y recuperar en mi viaje el corazón que olvidé en la ciudad de la que partí con la maleta de mano donde escondo recuerdos felices, donde guardo los abrazos, las miradas, los roces, donde se acumulan unos besos que se pudren entre mis labios si no llegan a los tuyos.
Donde me encontré tropezando con mi pasado, para descubrir que buscaba unos ojos donde ahogar los tuyos, unos labios que imitaran tu sonrisa, un perfume que al respirar anegara tu esencia en mis pulmones, y que la unión de otro abrazo, provocara el olvido, pero lo único que encontré fue la dura realidad descubriendo que sólo quería un imposible más, Tu amor fue el primero, olvidarte el segundo. Ninguno he conseguido aún.

Esta noche las calles del bulevar se han oscurecido un poco más, las luciérnagas urbanas que otrora fueron el faro de los amantes, se apagan lentamente cada día, la calle vacía que permitía el cruce de nuestra mirada se hace cada vez más grande y más abarrotada, el camino se vuelve más tortuoso y serpenteante, haciendo así más difícil alcanzar mi nube.

Recuerdo el día en que te conocí, en aquella estación de los sueños, donde comenzó mi viaje, recuerdo tu manera de mirar, de observarlo todo, bajo el repiqueteo de la lluvia sobre el metal del andén de colores dónde ahogábamos con risas el gris pesar de la a veces cruel realidad.

Dejemos pues que los innumerables gritos de placer que tu rostro evoca, por sacar de tus labios un “amor mío”, nos transporten al ancho horizonte del mar de mi habitación donde las fronteras son unos amplios metro y treinta cinco.

Y mientras sueño asiendo mi maleta, yo me empeño en no querer despertar, en creer y tener la fe que nunca tuve. En recordar como encontré la luz blanca y pura en tu mirada perdida aquella tarde, en soñar que venzo al miedo y hablo, en soñar que puedo mirarte a los ojos y decirte quiero……..

Incluso a veces sueño, que no estoy soñando y que todo esto que cuento es tan sólo una media mentira del revés. Pero otras despierto para toparme de bruces con la luz rota de un nuevo día junto a tu ausencia, junto a mis sueños, y entonces mi alma llora por perderse otra vez entre mis verdades a medias…..

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